Obispos Argentinos - Oración por el Año Sacerdotal
Jesús Buen Pastor, que has querido guiar a tu pueblo mediante el ministerio de los sacerdotes, gracias por este regalo para tu Iglesia y para el mundo. Te pedimos por quienes has llamado a sr tu ministros: cuidalos y concédeles el ser fieles. Que sepan estar en medio y delante de tu pueblo, siguiendo tus huellas e irradiando tus mismos sentimientos. Te rogamos por quienes se están formando para servir como pastores, que sean disponibles y generosos para dejarse moldear según tu corazón. Te pedimos por los jóvenes a quienes también hoy llamas, que sepan escucharte y tengan el coraje de responderte, que no sean indiferentes a tu mirada tierna y comprometedora. Que te descubran como el verdadero tesoro y estén dispuestos a dar la vida hasta el exrremo. Te lo pedimos junto con María, nuestra Madre de Luján; y San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, en este año sacerdotal. Amén
BENEDICTO XVI - Oración Año Sacerdotal
Señor Jesús, que en san Juan María Vianney quisiste donar a tu Iglesia una conmovedora imagen de tu caridad pastoral, haz que, en su compañía y sustentados por su ejemplo, vivamos en plenitud este Año Sacerdotal. Haz que, permaneciendo como Él delante de la Eucaristía, podamos aprender cuán sencilla y cotidiana es tu palabra que nos enseña; tierno el amor con el que acoges a los pecadores arrepentidos; consolador el abandono confiado a tu Madre Inmaculada. Haz, Oh Señor, que, por intercesión del Santo Cura de Ars, las familias cristianas se conviertan en “pequeñas iglesias”, donde todas las vocaciones y todos los carismas, donados por tu Espíritu Santo, puedan ser acogidos y valorizados. Concédenos, Señor Jesús, poder repetir con el mismo ardor del Santo Cura de Ars las palabras con las que él solía dirigirse a Ti: «Te amo, oh mi Dios.Mi único deseo es amartehasta el último suspiro de mi vida. Te amo, oh infinitamente amoroso Dios,y prefiero morir amándote que vivir un instante sin amarte. Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es la de amarte eternamente. Oh mi Dios, si mi lengua no puede decir cada instante que te amo,quiero que mi corazón lo repita cada vez que respiro. Te amo, oh mi Dios Salvador,porque has sido crucificado por mí,y me tienes aquí crucificado contigo.Dios mío, dame la gracia de morir amándotey sabiendo que te amo». Amén.
Indulgencia Plenaria
¿Qué es? ¿Cómo conseguirla?
Año Jubilar -Indulgencia Plenaria
Recordemos lo que nos dice el catecismo de la Iglesia católica, citando al Derecho Canónico, sobre la indulgencia: «La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos... Todo fiel puede lucrar para sí mismo o aplicar por los difuntos, a manera de sufragio, las indulgencias tanto parciales como plenarias.» El Siervo de Dios Juan Pablo II en 1999, en una catequesis, nos recordaba, como lo hiciera también Pablo VI, el valor de la Indulgencia, que está ligada al sacramento de la penitencia y fundamentalmente a la "misericordia de Dios": «Jesús crucificado es la gran «indulgencia» que el Padre ha ofrecido a la humanidad, mediante el perdón de las culpas y la posibilidad de la vida filial (cf. Jn 1, 12-13) en el Espíritu Santo (cf. Ga 4, 6; Rm 5, 5; 8, 15-16).» Las penas son como las consecuencias del pecado. Pecar es quebrantar el orden intrínseco de las cosas. Este desorden producto del pecado muchas veces tiene sus consecuencias para las personas que lo quebrantaron y a veces, lamentablemente, también para otros. Señalaba Juan Pablo II, en la catequesis citada: «En ese contexto, la pena temporal expresa la condición de sufrimiento de aquel que, aun reconciliado con Dios, esta todavía marcado por los «restos» del pecado, que no le permiten una total apertura a la gracia. Precisamente con vistas a una curación completa, el pecador está llamado a emprender un camino de purificación hacia la plenitud del amor.» Las indulgencias, lejos de ser una especie de «descuento» con respecto al compromiso deconversión, son más bien una ayuda para un compromiso más firme, generoso y radical. Este compromiso se exige de tal manera, que para recibir la indulgencia plenaria se requiere como condición espiritual la exclusión «de todo afecto hacia cualquier pecado, incluso venial»Por esto concluía Juan Pablo II: «Por eso, erraría quien pensara que puede recibir este don simplemente realizando algunas actividades exteriores. Al contrario, se requieren como expresión y apoyo del camino de conversión. En particular manifiestan la fe en la abundancia de la misericordia de Dios y en la maravillosa realidad de la comunión que Cristo ha realizado, uniendo indisolublemente la Iglesia a sí mismo como su Cuerpo y su Esposa.» La obra prescripta para ganar esta indulgencia es la devota visita de una Iglesia u oratorio, en la que se rece el Padrenuestro y el Credo, añadiendo la confesión sacramental, (que puede ser anterior o, si hay motivos reales, posterior haciendo la obra prescripta con un acto de contrición perfecta), se debe agregar también la comunión eucarística y una oración por las intenciones del Sumo Pontífice.
LA VISITA DEL CORAZON DEL SANTO CURA NOS LLENO DE GOZO Y CORAJE PARA CONTINUAR NUESTRA MISIÓN EVANGELIZADORA IMITANDOLO EN SU CELO POR SALVAR ALMAS. GRACIELA
LA VISITA DEL CORAZON DEL SANTO CURA NOS LLENO DE GOZO Y CORAJE PARA CONTINUAR NUESTRA MISIÓN EVANGELIZADORA IMITANDOLO EN SU CELO POR SALVAR ALMAS. GRACIELA
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